dijous, 18 de setembre del 2008

EL CHE ¿ Héroe o villano?




No segueixo les seves columnes a La Vanguardia, però ahir atreta pel titolar, vaig compartir l'hora del cafè amb la lectura del seu article. La Pilar Rahola parlava del Che desmitificant la seva figura.

Quan el vaig acabar de llegir vaig pensar que l'articulista havia estat molt valenta i que jo era més culta perquè només m'havien venut la cara d'heroi. He posat en negreta les frases que em van impactar més:









Me atrevo con el Che? La sola pregunta implica una autocensura que funciona con precisión automática cuando el tema escogido para un artículo presenta aristas incómodas. Y los mitos caídos en la trinchera son lo más sagrado de la religión atea, tanto, que analizarlos críticamente implica la expulsión directa del paraíso.
En estos tiempos en los que Don Quijote ya no topa con la Iglesia (quizá porque la pobre lleva años zarandeada), choca frontalmente con las religiones ideológicas, cuyos autos de fe son implacables contra los herejes. Y el Che es la fe en ella misma, el Santo Grial de los revolucionarios, el cáliz donde beben las bocas sedientas de viejas ideologías. ¿Quién duda de la bondad extrema del Che, de su entrega, de su heroicidad? Él, que sacrificó una vida de bienestar, que huyó de las medallas y de los honores, que volvió a las selvas de la lucha, allí donde germinaba la semilla de la revolución.

Él, que dio su vida por el pueblo. Icono de masas, profeta de libertades y marca comercial por excelencia, el Che sobrevive al tiempo y a la historia, convertido en el cadáver más exquisito del siglo XX. Dicen que su perfil, extraído de la foto de Alberto Korda, es el símbolo más reproducido de la historia moderna. Ahora, la película de Steven Soderbergh, con el espléndido Benicio del Toro metido en la piel del mito, da nueva luz al icono, y con ella retornan los tiempos de los pósters en las habitaciones de los adolescentes. Especialmente en Latinoamérica, donde los problemas endémicos se entrecruzan con los mitos revolucionarios y las promesas vacuas de los demagogos populistas.

El Che es el paradigma del sacrificio por la causa, el héroe de todas las luchas, el ejemplo de la entrega, o así se ha construido el mito durante décadas de ficción histórica. Deconstruirlo es tanto como cometer sacrilegio a las puertas mismas de San Pedro. Y, sin embargo, ¿no ha llegado la hora de deconstruir al mito, cuya bondad suprema es uno de los montajes propagandísticos más eficaces de la historia del comunismo? Por supuesto, Ernesto Guevara fue un hombre extraordinario, tanto por su magnética personalidad, como por su capacidad intelectual. Mucho más complejo que su amigo Fidel, un simple autoritario con ínfulas de Mesías, el Che fue el auténtico líder de los sueños utópicos de los años sesenta. Pero ello no evita reflexionar sobre algunos aspectos de su violenta biografía, en nada parecida a Santa Teresa de Calcuta.


Fue el Che el que hizo ejecutar a decenas de disidentes cubanos en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, como supervisor de los sumarísimos "juicios revolucionarios" en Cuba. Y fue él mismo el que masacró pueblos enteros de campesinos, en su implacable avance revolucionario. Estalinista convencido, nunca luchó por la libertad de ningún pueblo, sino para instaurar dictaduras del proletariado en todos los países sudamericanos, y su causa contenía, sin ambages, ni complejos, todos los elementos de la tiranía comunista. ¿Un libertador? Tanto como lo fue cualquier otro líder comunista de la época. Salvador del pueblo, en el sentido más patológicamente egocéntrico, su figura sólo puede entenderse como heroica si se considera heroico imponer las ideas matando a decenas de personas. Sin duda fue un autoritario, y sin ninguna duda no tuvo problemas morales en ser un asesino.

Que su causa naciera de razones nobles, que fuera un hombre con convicciones, que hubiera podido vivir una vida de comodidades y se dedicara a luchar por sus ideas, etcétera, todo es cierto. Pero nada de ello niega la mayor: que fue un enfurecido visionario, que quiso imponer, a sangre y fuego, sus dogmáticas e inapelables razones. Si el Che hubiera ganado en su carrera hacia la liberación,hoy toda Sudamérica sería una patética Cuba. O, peor aún, naufragaría entre déspotas y mafias, cual una Rusia cualquiera. Y nada de ello, nada, tiene que ver con la libertad.

http://www.lavanguardia.es/lv24h/20080916/53540277507.html

4 comentaris:

Tot Barcelona ha dit...

Si hoy el muerto hubiera sido Fidel y, el vivo el "Che", a este le dirían viejo carcamal y Fidel sería considerado como un héroe. Solo es el tiempo, el que pone las cosas en su lugar.
Por cierto, tropezé con Quim Monzó en unos jardines (parque interior) que han inaugurado hace poco, calle Calabria/ Gran Vía y, que se llaman Maria Matilde Almendros. Coincidimos en lo mismo.

pericogranollers ha dit...

yo desde luego no e tenido nunca al che como heroe hace años que leyendo sus tropelias para segun el liberar al pueblo ya no tuve dudas en no tenerlo como mito,en lo que discrepo totalmente es en calificar de valiente a pilar rahola ,no se el motivo por el que a escrito el articulo pero hace ya tiempo que esta señora no hace nada por que si,supongo que debe estar un pelin baja de fondos y saca est para quiza crear polemica y volver a estar en el candelero de los medios que es realmente lo que a ella le interesa,ahora se las da de liberal , de columnista,de tertuliana etc etc ...y no olvidemos que hace no mucho estuvo en los mas bajos fondos de la television simplemente ganando dinero con la mas miserable telebasura,saludos

Anònim ha dit...

Gràcies per penjar aquest article. M´ha impactat i m´ha semblat molt i molt bo. La Rahola cada dia fa articles més fins. I per cert, em sembla que és una fan de la Chavela. Li vaig sentir dir en una entrevista que quan la va conèixer, va ser un dels moments més emocionants de la seva vida. Felicitats pel blog

Ester ha dit...

Miquel, ets amic d'en Monzó?
Ramir, no et conec però gràcies per la visita i per les teves paraules