dimarts, 22 de febrer del 2011

La revolta de la comunicació




















La Vanguardia.
Lluís Foix

Tendremos que esperar un tiempo para tener una cierta idea de lo que ha ocurrido y está ocurriendo en el norte de África y en Oriente Medio. Nadie en Europa y Estados Unidos se atrevió a vaticinar al terminar el año que una explosión de una juventud airada iba a derrocar a dos dictaduras y desestabilizar prácticamente al resto de los gobiernos de la región, con el régimen de Irán incluido.

El primer ministro francés pasó las vacaciones de Navidad en Egipto bajo la protección del Gobierno Mubarak, con los gastos pagados. Y la ministra de Asuntos Exteriores francesa hizo lo propio en Túnez. El presidente Sarkozy ha saldado este pequeño escándalo ordenando que los ministros del Gobierno no salgan de vacaciones fuera de Francia. Parece un chiste. No atisbábamos lo que se venía encima y ahora todos nos prodigamos con análisis precipitados a la luz de la velocidad de los cambios que se producen. Es la primera revuelta globalizada por la información, la opinión y, sobre todo, por la comunicación. Una comunicación que no es vertical, sino horizontal. No es de los grandes medios de comunicación, sino de los miles de testigos que en todos los rincones del planeta suministran en directo los hechos sin pulir ni procesar.

Esta revuelta de la comunicación ha pillado por sorpresa a las dictaduras, que ya no controlan la información ni la opinión. Pero también ha sorprendido a los gobiernos occidentales que confraternizaban con las autocracias ahora tambaleantes o caídas como un mal menor para proteger sus intereses y dibujar la geopolítica en la región. Habrá que revisar los estereotipos y buscar las causas de las convulsiones de una juventud que no ha incluido en sus gritos de protesta lemas contra Estados Unidos y contra Israel ni ha blandido eslóganes islámicos contra Occidente. Podemos dibujar un diagnóstico sobre lo que ha ocurrido. Pero poco más.

No adivino quién o qué está detrás de estos dramáticos cambios. Con los datos en la mano, se puede afirmar que una dictadura sólo puede sobrevivir si controla la comunicación. Ya no puede esconder la corrupción, la falta de libertades y la pobreza.

Permítanme, a modo de nota a pie de página, la inútil lucha contra el progreso del Gobierno de Francisco Camps. Da risa el actuar como si estuviéramos en el pleistoceno de la comunicación.

http://www.lavanguardia.es/opinion/articulos/20110222/54118166259/revuelta-de-la-comunicacion.html