Un padre me dijo en una oportunidad “no comprendo a mi chico. Sencillamente no me escucha en absoluto”.
“Permítame formular de otro modo esto que me dice” contesté.
“ Usted no comprende a su hijo porque él no quiere escucharlo?”
“Exacto”, replicó.
“Permítame insistir”, le dije.” ¿Usted no comprende a su hijo porque él no quiere escucharlo a usted?”
“ Es lo que he dicho”, respondió con impaciencia. ”Siempre pensé que para comprender a otra persona, usted necesitaba escucharla a ella”, sugerí.
“¡Oh!” exclamó. Hubo una larga pausa.” Oh!”, repitió, mientras empezaba a hacerse la luz.” Oh, sí!” Pero yo lo comprendo. Sé por lo que está pasando. Yo pasé por lo mismo. Lo que no comprendo es por qué no quiere escucharme.”
Aquel hombre no tenía la más vaga idea de lo que estaba realmente sucediendo dentro de la cabeza de su hijo. Echaba una mirada dentro de su propio corazón y su propia cabeza, y a través de ellos veía el mundo, e incluso a su muchacho.
Esto es lo que ocurre con muchos de nosotros. Estamos llenos de nuestras propias razones, de nuestra propia autobiografía. Queremos que nos comprendan. Nuestras conversaciones se convierten en monólogos colectivos, y nunca comprendemos realmente lo que está sucediendo dentro de otro ser humano.
“Procure primero comprender” supone primero un cambio de paradigma muy profundo. Lo típico es que primero procuremos ser comprendidos. La mayor parte de las personas no escuchan con la intención de comprender, sino para contestar. Están hablando o preparándose para hablar. Lo filtran todo a través de sus propios paradigmas, leen su autobiografía en las vidas de las otras personas.
“¡ Oh sé exactamente cómo se siente ¡”.” He pasado por lo mismo. Permítame que le cuente mi experiencia”. Constantemente proyectan su propia película sobre la conducta de las otras personas. Les recetan sus propias gafas a todos aquellos con los que interactúan.
Cuando digo escucha empática quiero decir escuchar con la intención de comprender. Quiero decir procurar primero comprender, comprender realmente. Se trata de un paradigma totalmente distinto.
La escucha empática entra en el marco de referencia de la otra persona. Ve las cosas a través de ese marco, ve el mundo como lo ve esa persona, comprender su paradigma, comprender lo que siente.
Empatía no es simpatía. La simpatía es una forma de acuerdo, una forma de juicio. Y a veces es la emoción y la respuesta más apropiada. Pero a menudo la gente se nutre, se alimenta con la simpatía, lo cual la hace dependiente. La esencia de la escucha empática no consiste en estar de acuerdo; consiste en comprender profunda y completamente a la otra persona, tanto emocional como intelectualmente.
“Permítame formular de otro modo esto que me dice” contesté.
“ Usted no comprende a su hijo porque él no quiere escucharlo?”
“Exacto”, replicó.
“Permítame insistir”, le dije.” ¿Usted no comprende a su hijo porque él no quiere escucharlo a usted?”
“ Es lo que he dicho”, respondió con impaciencia. ”Siempre pensé que para comprender a otra persona, usted necesitaba escucharla a ella”, sugerí.
“¡Oh!” exclamó. Hubo una larga pausa.” Oh!”, repitió, mientras empezaba a hacerse la luz.” Oh, sí!” Pero yo lo comprendo. Sé por lo que está pasando. Yo pasé por lo mismo. Lo que no comprendo es por qué no quiere escucharme.”
Aquel hombre no tenía la más vaga idea de lo que estaba realmente sucediendo dentro de la cabeza de su hijo. Echaba una mirada dentro de su propio corazón y su propia cabeza, y a través de ellos veía el mundo, e incluso a su muchacho.
Esto es lo que ocurre con muchos de nosotros. Estamos llenos de nuestras propias razones, de nuestra propia autobiografía. Queremos que nos comprendan. Nuestras conversaciones se convierten en monólogos colectivos, y nunca comprendemos realmente lo que está sucediendo dentro de otro ser humano.
“Procure primero comprender” supone primero un cambio de paradigma muy profundo. Lo típico es que primero procuremos ser comprendidos. La mayor parte de las personas no escuchan con la intención de comprender, sino para contestar. Están hablando o preparándose para hablar. Lo filtran todo a través de sus propios paradigmas, leen su autobiografía en las vidas de las otras personas.
“¡ Oh sé exactamente cómo se siente ¡”.” He pasado por lo mismo. Permítame que le cuente mi experiencia”. Constantemente proyectan su propia película sobre la conducta de las otras personas. Les recetan sus propias gafas a todos aquellos con los que interactúan.
Cuando digo escucha empática quiero decir escuchar con la intención de comprender. Quiero decir procurar primero comprender, comprender realmente. Se trata de un paradigma totalmente distinto.
La escucha empática entra en el marco de referencia de la otra persona. Ve las cosas a través de ese marco, ve el mundo como lo ve esa persona, comprender su paradigma, comprender lo que siente.
Empatía no es simpatía. La simpatía es una forma de acuerdo, una forma de juicio. Y a veces es la emoción y la respuesta más apropiada. Pero a menudo la gente se nutre, se alimenta con la simpatía, lo cual la hace dependiente. La esencia de la escucha empática no consiste en estar de acuerdo; consiste en comprender profunda y completamente a la otra persona, tanto emocional como intelectualmente.
En la escucha empática , uno escucha con los oídos, pero también ( y esto es más importante) con los ojos y con el corazón. Se escuchan los sentimientos, los significados. Se escucha la conducta. Se utiliza tanto el cerebro derecho como el izquierdo. Usted percibe, intuye, siente. Escuchamos para comprender. Nos concentramos en la recepción de las comunicaciones profundas de otra alma humana.
Stephen R.Covey
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